Por EVELIN VALDEZ
El rostro de una madre afligida, angustiada, llena de desesperación, mientras tiene las manos atadas, el solo echo de ver como socorristas iban y venían, con la esperanza en la mirada de que “esta viva”, mientras ella con sus piernas en la acera, sin poder moverse ayudar a su hija.
El corazón de Ramona Reynoso, madre de Yessica Bueno Reynoso, una de las damas atrapadas dentro de los escombros, se encontraba atrapado junto a ella, sus ojos solo tenían un rumbo, ver como toneladas de concreto arropaban a su hija, mientras escuchaba la voz baja de Bueno aclamando auxilio.
Ver esa expresión de angustia, de impotencia ante la situación, ella solo aclamaba “saquen a mi hija”.
El anochecer hacia eco de presencia y la angustia se apoderaba de cada miembro de los socorristas, los cuales se sentían impotentes al solo escuchar el grito de auxilio de Yessica y es allí cuando deciden buscar un canino el cual pudo dar con el punto exacto de la victima.
Yessica una joven de 23 años, se encontraba en el tercer nivel del local al momento de ocurrir el siniestro, quedando atrapada bajo cemento, varillas con la esperanza de poder salir con vida.
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