Máximo Laureano
Ver a mi amigo Alex Batista, narrar en el periódico Diario Libre, lo que pasó en su niñez, por ser zurdo, me convence de que no estuve solo en esta lucha.
Debo decir que de niño cargué con muchos manotazos de mis padres, mis abuelos, tíos o cualquier adulto que entendiera que yo debía ser normal, pues aunque usted no lo crea, para época de mi niñez, se consideraba anormal escribir o realizar otras labores con la mano izquierda.
Hoy agradezco que todos esos esfuerzos hayan sido rotos, porque si nací zurdo, no se, pero, zurdo me quedé.
Aún llega a mi mente un día que me dieron una comida en casa de doña Goya, nuestra vecina-abuela y en lugar de vigilar si comía, como se estila con los niños, cuando le dan de comer, en aquella cocina techada con el hollín, se desató un debate, porque no usaba la mano derecha para agarrar la cuchara.
Ya con más edad, la lucha era con mi abuelo, de quien heredé el apellido que hoy le toca a mis hijos, siempre achacaba mis supuestas faltas de habilidad a que yo era zurdos.
Yo solía ser su ayudante para cuando era necesario arreglar las empalizadas para atajar las vacas, pero ocurría que cuando ponía los cuerdas del alambre en los postes o agarraba el martillo, me decía que no servía para nada, por ser zurdos.
De hecho esas tareas que no podía cumplir al 100 %, porque nunca he sido fuerte físicamente, mi abuelo lo atribuía a mi condición de zurdo.
Pero mi disgusto mayor era cuando me decía que yo después de hacer mis necesidades fisiológicas, en la letrina, me ensuciaba la mano y llegó al colmo de sugerir que si le pasaba algo de comer lo hiciera con la mano derecha, porque mi mano zurda estaba sucia.
En la escuela fue otra lucha, escribía hacía la línea izquierda, pero los profesores fueron más tolerante y me fueron llevando, el problema es que como se usaban los pupitres corridos y compartido con otro compañero, nos chocaban las manos y era día a día cambiar de posición.
Pero aquí estoy y zurdo soy, la lucha ahora debe ser que no haya discriminación para los zurdos, empieza por decirle que el 13 de agosto es el día internacional de los zurdos, desde 1976 y que los zurdos son el 13 por ciento de la población mundial, hasta el 2018 y se estima que por países es un porcentaje con ronda entre el 10 y 12 %.
Ahora son otros tiempos, pero en casa, mi hijo menor, de siete años, es zurdo y sus hermanas y su madre le exigen que cambie de mano para comer.
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