SANTIAGO, República Dominicana.-Eran cerca de las 9:00 de la noche, del 2 de noviembre del 2018, cuando agentes policiales enmascarados irrumpieron a la entrada del sector La Otra Banda, con fusiles en manos y apuntando a todo el que se movía, sembrando el terror entre los vecinos.
Allí los agentes policiales ubicaron a Jeison Rafael Báez (Jeison) a quien presuntamente perseguían, tras el robo de una cartera y un teléfono celular, esa misma noche, según la versión policial.
Hubo un primer disparo de advertencia y se sumaron otros para despejar a personas que se acercaran al lugar, en el centro del vorágine estaba el joven, a quien según entrevistados, los agentes dispararon a “quemaropa”, a sus piernas y trataban de sacar informaciones sobre presuntos compañeros de andanzas.
Un rato después Jeison expiró. La patrulla policial echó manos de la socorrida versión del “intercambio de disparos”, aunque el joven reducido a la obediencia nunca disparó ni opuso resistencia al arresto.
Los entrevistados afirman que no hubo enfrentamiento, como argumentó la Policía en notas publicadas al día siguiente en una cuenta de Facebook, identificada como “Duarte Duarte”.
Los entrevistados sobre el caso, alegan que el joven solo llevaba un teléfono celular, el cual había servido para rastrearlo.
“Entre un disparo y otro, se escuchaban las advertencias de los policías enmascarados, quienes cumplieron todo cuanto dijeron”, afirma uno de los entrevistados.
“Ellos le dijeron: habla. Le dijeron que no se moviera, que hablara, porque de todas maneras estaba muerto”, cuenta uno de los testigos.
Algunos recordaron los tiempos de las ejecuciones del teniente Fernando de los Santos, el tristemente célebre La Soga. Los policías cargaron con el cadáver sin ningún protocolo ni respeto a la dignidad humana.
Todas las versiones de testigos presenciales coinciden en que se trató de una ejecución fría por parte de los agentes policiales. La patrulla, con rostros cubiertos, forma parte del equipo de Acción Rápida, una modalidad puesta en marcha en Santiago por el general de brigada, José Alejandro Acosta Castellanos, jefe del Comando Regional Cibao Central de la Policía Nacional, quien predica “mano dura y tolerancia cero” contra los “antisociales”.
La versión policial
“Delincuente ultimado es identificado como el autor de atraco a periodista en Santiago”, “Policía acaba con la zozobra que mantenía reconocido delincuente en Santiago”, “Policía ocupa arma de fuego con la que realizaba hechos delictivos”, “Policía da respuestas a gran cantidad de denuncias contra delincuente que era buscado”, “Delincuente tenía en su haber cientos de despojos en la vía pública, habiendo sido sometido a la justicia en varias ocasiones”. Con esas frases la institución oficial justicia la muerte del joven.
Otra nota policial expresa:
“Miembros del grupo de Acción Rápida de la Dirección Regional Cibao Central de la Policía Nacional, ultimaron al ser enfrentados al reconocido y buscado delincuente, el nombrado Jeison Rafael Báez (a) Jeison. Tras una ardua labor de inteligencia y búsqueda, el hoy occiso mientras se trasladaba en una passola Yamaha Jog, gris y notar la persecución de los miembros actuantes en el sector de La Otra Banda, los enfrentó con una pistola, calibre .380 mm., marca y numeración no legibles, lo que motivó la acción policial en la que resultó con heridas de proyectil que le ocasionaron la muerte”.
No dejaron rastros
Tras la muerte del joven los agentes policiales de rostros cubiertos trataron de limpiar el lugar de la ejecución. Cuando más tarde llegó un equipo del Departamento de Investigaciones Criminales (Dicrim), a “peinar” la zona, buscó detenidamente evidencias sobre los hechos, pero no hallaron prácticamente nada. Incluso la sangre había sido limpiada por los agentes de la brigada de Acción Rápida que ejecutó al joven Jeison.
Un fiscal y varios hombres asignados al Dicrim hicieron un levantamiento con entrevistas a los vecinos, pero sobre todo procuraron confirmar si los hechos quedaron grabados en algunas cámaras. No hallaron evidencias grabadas.
La noche parecía no acabar, entre lamentos de familiares y los “panas” de Jeison y críticas hacia los agentes policiales por su exceso de violencia sin justificación. Posteriormente se hizo viral en las redes sociales un vídeo, en el cual ciudadanos aseguraban que Jeison aparecía en una moto y que supuestamente había cometido el robo contra una ciudadana.
Versiones cuentan que Jeisón habría cometido el delito apenas minutos antes de ser detectado por los policías que lo mataron.
La despedida
El sábado 3 de noviembre se llevó a cabo el velatorio. Se reunieron sus familiares y amigos. Mientras unos lloraban, otros culpaban a la Policía de haber procedido con la expresa decisión de matar al joven acusado del ilícito, sin darle ninguna oportunidad para reformarse.
Carca de las 5:00 de la tarde del sábado los amigos de Jeison caminaron por el barrio con el féretro. Algunos intentaron montar una protesta frente al destacamento de la Policía Nacional, en La Otra Banda, pero los agentes no les dieron. De todos modos, el joven muerto fue despedido con un largo desfile por la avenida Francisco Augusto Lora, cruzando el puente Manuel De Jesús Peña y Reynoso, sobre el río Yaque del Norte, hasta la avenida Circunvalación Sur.
Desde este punto, donde volvieron a colocar el féretro en el carro fúnebre, continuó la caravana hacía el cementerio “Cristo está Vivo”, del sector El Ingenio. Todo el tiempo la Policía vigiló de cerca a los dolientes de Jeison, que entre sollozos escuchaban la salsa de Tito Rojas “Nadie es eterno en el mundo”. No faltaron las bebidas alcohólicas y el ruido de decenas de motocicletas.
Al llegar al cementerio, los agentes policiales obligaron a los amigos de Jeison a bajar el volumen de la música, por respeto a las familias de los demás difuntos.
Tras el sepelio de Jeison, parientes, amigos y allegados de Jeison colocaron en el barrio una cruz de madera y enciendieron velas debajo del banco donde el joven solía sentarse, mismo lugar donde fue muerto pos los policías enmascarados.
Unos sí y otros no
La ejecución de Jeison ha provocado polémicas entre los vecinos. Algunos ciudadanos se manifiestan en favor de la actuación de la Policía, porque apoyan el discurso de la “mano dura” contra los delincuentes comunes.
No obstante, otras voces entienden que en estos casos los perseguidos y señalados como antisociales deben de ser apresados y procesados en la justicia, no asesinados, sobre todo, si se trata de casos en los cuales los perseguidos no enfrentan a los agentes policiales ni se resisten al arresto.
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