Máximo Laureano
La rapidez con que suele correr la difusión de ciertos eventos en la actualidad ha sacado a Ronaldy Ventura Velez de la monotonía de los demás niños de su Pueblo Nuevo natal, para llevarlo a un nivel donde su nombre se cruza con los de grandes estrellas del baloncesto de alcance mundial.
Ver la jugada que hizo el mini-basquebolista descamisado y descalzo, es para poner al barrio a soñar con un NBA y la familia con una casa libre de mosquiteros, luego que el vídeo llegara a los topes más altos, tanto que un jugador como Lebrón James se habría interesado en el tema.
Pero en todo este bullicio generado por la hazaña del infante, ahora en medio de la atención pública, desde la cámara del periodista Pablo Aguilera, hasta los enfoques de Sixto Objío de Univisión, hay dos aspectos, que sin duda describen la inocencia del menor, traducida a la ausencia de malicia y a la pasión con que juega al básquet, en las calles de su barrio donde tiene un círculo que lo aplaude.
En los escritos publicados alrededor del niño de gran destreza para el juego del balón, se resalta que James, estaría interesado en suplir los calzados del naciente deportista, pero, a Ronaldy, esto no le ha quitado el sueño, por eso dijo al periodista Aguilera que él no carece de calzado, que en el momento de la grabación, se había quedado descalzo, para mejorar su movimiento. “Yo tengo mi chancleta, lo que pasa es que me la quité para ser más ágil en el juego”, dijo el niño al responder preguntas. De ser un adulto con la conciencia retorcida, no solo dice que estaba descalzo, sino, que hubiese agregado que jamás ha tenido un calzado y pide para ropa, para aprovechar la propuesta del rey Lebrom.
El otro aspecto es que el menor no vaciló para decir que su jugador favorito es Stephen Curry, estrella de los Guerreros de Golden Estate y esto lo ha dicho consciente de que quien hizo los ofrecimientos fue James. Un adulto con tal de asegurar los ofrecimientos de James, hubiese dicho que no sabía quien es Curry, pero ya lo dice un dicho el inocente no peca y al final la sinceridad se impone.
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