Máximo Laureano
Las advertencias de una desgracia vinculada a la gestión del alcalde de Santiago, Abel Atahualpa Martínez Durán, no tenían que ser cosas de genios; pues la prepotencia de los empleados y el “dejar hacer y dejar pasar” del funcionario elitista, así lo reflejaba, con un conflicto tras otro.
Y es que los atropellos a la gente que cuando se levanta no sabes si va a comer en el día, han sido el sello de identidad de la llamada gestión del orden.
No ha importado que tan impactante han sido los hechos, ni que tanto se han violado los derechos humanos, da igual, el cacique de Monción, nunca ha tenido tiempo para responder por los vejámenes a los distintos a él; es decir, a los pobres y a los negros, que consideras son haitianos.
Tardamos poco tiempo en conocer el amo del terror en el Ayuntamiento, un hombre que protegido por el alcalde Abel Martínez y bajo sus órdenes azotó el centro urbano de la cuidad de Santiago de los Caballeros, con una banda armada que hace y deshace, en nombre del orden.
Robos de mercancías, ciudadanos y ciudadanas golpeados ante la mirada de todos y todas y la defensa de una gestión vendida como lo mejor que ha tenido Santiago, porque para eso se ha creado un equipo de imagen institucional, al cual todo lo que no suma populismo lo rechaza y que dimensiona todo cuanto hace el alcalde.
Y es donde surge la pregunta; ¿Quién es Michael García o Amaurys Michael Núñez García, erigido como un terror por encima de bien y del mal? ¿Quién es este hombre proveniente de un barrio del distrito municipal de Hato del Yaque, se le ha permitido atropellar a todo a quien él haya querido y ¿Por qué el alcalde Martínez, no lo para?. ¿Qué le debe Abel a este hombre?. Por qué no lo saca de su gestión, pese a los exabruptos?.
Michael golpeó y quitó sus mercancías a decenas de a vendedores y vendedoras dominicanos y haitianos, en la ciudad y nada pasó. Michael protagonizó conflictos en el mercado de pulga en su apertura en el sector El ingenio, donde salieron varios migrantes heridos y nada pasó.
Michael o amenazó al regidor Tomás Belliard, del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), porque el edil exigió, al alcalde forastero, que explicara en que se amparaba el poder mostrado por el entonces jefe de la Policía Municipal, cambiado luego a Medio Ambiente.
El protegido de Abel Martínez, desobedeció una orden de conducencia de la fiscal Santa Polanco, del 09 de noviembre del 2016 y nada pasó.
El jefe de la banda paramilitar de Abel Martínez, protagonizó un tiroteo en el cual salieron heridos balas dos vendedores de plátanos y nada pasó.
A Michael, el incondicional de la Alcaldía, lo agarraron con un arma de guerra, fue llevado preso, pero una medida de coerción de “mentirita”, lo dejó libre y nada pasó.
Y uno que ha visto todo esto y que no cobra en el Ayuntamiento y que no debes favores y a este, ni al que estaba, se vuelve a preguntar; ¿Qué le debe Abel Martínez este hombre que lo tiene en el Ayuntamiento, por encima de Dios y sus santos?.
Si es encargado de Medio Ambiente en la Alcaldía, por qué está en todo lado, como un Supremo, que todo lo puede?.
Para lamentos de todos y todas, para dolor de una familia que no apostó a una tragedia, sino a la sobrevivencia de un muchacho sano, las advertencias sembradas en la arrogancia de una gestión que solo habla de lo que quiere, dejaron de ser advertencias y la historia cambia y ahora hay que hablar de la muerte de Anderson García o Anderson Núñez, un empleado de RD$12:000.00 mensuales, a quien la vocería de la Alcaldía no tuvo la valentía de identificar, en una nota aclaratoria mal redactada, en la cual tampoco identificó al responsable del hecho, Michael, hermano de la víctima, quien en unos de arrebatos de super-hombre a los que está acostumbrado disparó un arma que alcanzó la sangre de su sangre, una tragedia que el alcalde Abel Martínez pudo evitar, con una firma.
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