Máximo Laureano
En la política del patio todo suele verse como normal, por eso ha surgido una ley de partidos y se espera que las reglas sean claras, para los aspirantes a cargos electivos y la legislación advierte que “ya no se puede apuntar a un gavilán, para matar una paloma”.
Según expertos en legislaciones, con la ley de partidos, esto sería cosa del pasado, “es decir, que quien aspiró, compitió y se “guayó”, o sea, quien perdió, no puede optar por lo que quede o hacer maletas y mudarse a otra boleta.
Con Faride Raful, diputada del Partido Revolucionario Moderno (PRM) y Altagracia González, diputada del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), se ha dado una situación que la pone en la misma lectura política, pero, vamos a delinear las diferencias entre estas dos legisladoras, “porque una cosa, es una cosa y otro cosa, es otra cosa”.
Faride: Asume posiciones claras y de frente para defender los intereses del pueblo que la ha elegido.
Altagracia: Nunca se le ha visto fijar posición de ningún tema en el Congreso, a no ser el proyecto “Cienfuegos Municipio”, una propuesta, que no es de su autoría, sino, que se montó en ella, para garantizar votos en su demarcación.
Faride: Dado el apoyo que ha concitado con su labor como legisladora y periodista-comentarista, es muy probable, que la decisión de buscar la senaduría del Distritito Nacional, haya sido una iniciativa de ella.
Altagracia: Tras inscribir su precandidatura a diputada fue convencida por sus compañeros leonelistas, para desistir de buscar la reelección en la Cámara Baja y la inscribieron como precandidata a senadora por Santiago, porque el leonelismo necesita a alguien para competir con Julio César Valentín, a quien “los sublevados de Leonel”, no le perdonan su motivación danilista por la reelección.
Faride: Al buscar la senaduría del Distrito Nacional, se aventura a quedar fuera del Congreso, es decir, se juega todo.
Altagracia: Al buscar la senaduría de Santiago, se aventura a quedar fuera del Congreso, también se juega todo.
Faride: Si pierde la batalla por la senaduría y se queda fuera del Congreso, el pueblo perdería una de las voces más auténticas, para denunciar casos de corrupción.
Altagracia: Si pierde la batalla por la senaduría y se queda fuera del Congreso, pasaría sin pena, ni gloria, pocos la extrañarían, solo los pocos que la han visto aupar el Santiago Oeste Municipio y su supuesta de defensa a la Constitución, Constitución que pisoteó en 2015, a cambio de quedarse como candidata a diputada, sin competir con sus compañeros de partido.
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