Por Evelin Valdez
Sentada en algún espacio del mundo, leo las noticias del día, en los principales periódicos nacionales, otro femenicidio, una mujer muere en manos de un hombre, quedando en orfandad materna a sus hijos, muchas veces hijos de ambos.
¿Quién le da derecho a matar?
¿Por qué los hombres se sienten con el derecho de matar a una mujer, porque, ésta ya no quiere estar con él?, porque, ella decidió seguir su vida, sin un agresor a su lado.
Son muchos los casos que conocemos través de las redes sociales, pero otros tantos que nadie se entera y quedan en las sombras, los casos no cesan, son como el día y la noche, uno reemplaza al otro.
Hace dos años la menor llamada Emely Peguero Polanco, fue asesinada por quien se consideraba su pareja, caso que consternó no solo a los dominicanos, sino, parte al mundo, pues fue como una novela, pero, con un final fatal.
Una adolecente con apenas 16 años, con seis meses de gestación, que apenas empezaba a vivir su vida, su “error” fue enamorarse de alguien, cuyo vínculo era un anillo de poder político.
Todos buscaban a Emely, quien duro más de ocho días de desaparecida, sin saber si estaba con vida o muerta.
Cuando alguien decidió no callar se supo que la menor estaba muerta, es entonces cuando la búsqueda se convierte en dolor, pues buscaban un cuerpo sin vida.
En esos días, durante el recorrido, encontraron varios cuerpos sin vida, los cuales pasaban sin pena ni gloria, nadie dijo nada, no era el objetivo, pero ¿quiénes eran estas mujeres? ¿quién las mató?.
Los días pasan y los crímenes continúan, es una contante de denuncias y apresamientos con acuerdos fantasmas, es el caso reciente de Anibel González, de San Pedro de Macorís, que pedía por su vida y una firma cambió su destino.
Sin quitar la cinta de luto de la puerta de la casa de Anibel, en la misma ciudad, se repite la historia, una joven de otro nivel social, pero, con las mismas ganas de vivir, nueva vez la tinta decidió la vida de esa mujer, su último aliento quedó en manos de un hombre que decidió darle fin a su historia.
Una libreta no es suficiente para mencionar tantos casos de femicidios ocurridos a nuestro alrededor.
Es tiempo de imponer mi rebeldía y decir basta ya, de tantas muertes de mujeres que luchan en este mundo, salgamos a las calles con el poder en las manos y todas griten, NI UNA MÁS.
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