Bangkok, 9 feb (EFE).- Tailandia trata de reponerse de una matanza «sin precedentes» en el país después de que un militar, que fue abatido este domingo, matara a 29 personas durante un ataque indiscriminado en un centro comercial, donde se atrincheró con varios rehenes durante más de 15 horas.
«Un incidente así nunca había sucedido en Tailandia y esperamos que nunca vuelva a suceder», dijo apesadumbrado el primer ministro de Tailandia, Prayut Chan-ocha, en la ciudad de Nakhon Ratchasima, donde ocurrió la tragedia.
Entre las víctimas mortales, muchas de las cuales aún no han sido entregadas a sus familiares, se encuentran 23 civiles, 3 policías y tres militares, y el propio asaltante, conforme a los últimos datos facilitados por las autoridades.
El mandatario, que cifró en 52 los heridos durante el incidente de los cuales 32 continúan ingresados – 8 de ellos en estado grave -, apuntó que se está brindando asistencia psicológica a las víctimas y familiares.
Para esto último, el ministro de Justicia, Somsak Thepsuthin, dijo que ha habilitado un piso en la Oficina de Justicia provincial donde establecer un centro operativo para ayudar a los afectados.
«Nuestra prioridad era sacar con vida a las personas que se quedaron atrapadas en el centro comercial», indicó Prayut, que agradeció la actuación de la Policía y el Ejército.
El asaltante, un sargento identificado como Jakrapanth Thomma, de 32 años, fue abatido en la mañana del domingo tras quedar acorralado en un supermercado, que solo tenía una vía de acceso, en la planta sótano del edificio.
La Policía tailandesa colgó en Facebook vídeos, algunos bastante explícitos, de un intenso tiroteo contra el militar renegado, que en la tarde del sábado disparó contra un superior y otros compañeros antes de huir hasta el centro comercial y abrir fuego de manera indiscriminada contra los visitantes.
Las autoridades achacan a razones «personales» por un conflicto de «tierras» el móvil del asesino, mientras el portavoz del Ministerio de Defensa, Kongcheep Tantrawanit, señaló que simplemente el militar «se volvió loco».
El atacante disponía de un arsenal de armas automáticas – entre ellas una ametralladora M60 y un fusil de asalto HK33 – y numerosa munición que había robado, junto a un vehículo militar, de la base donde se encontraba destinado a las afueras de la urbe.
Además, un equipo de artificieros rastrea el edificio en busca de posibles explosivos escondidos y proceder a desactivarlos.
Junto al cuerpo sin vida del militar, se hallaron los cadáveres de un hombre y una mujer, que presuntamente fueron retenidos por el asaltante antes de ser ejecutados.
Las fuerzas especiales tailandesas tardaron unas seis horas en entrar y controlar de manera escalonada casi todo el edificio, y así comenzar la evacuación de más de un centenar de personas que quedaron atrapadas en el recinto comercial.
El militar retransmitió el ataque con fotografías y vídeos colgadas en su perfil de Facebook, que más tarde fue desactivado, y que pone de nuevo en relieve el impacto que las redes sociales tienen en este tipo de sucesos.
Decenas de vídeos y fotografías violentas sobre el ataque todavía se pueden encontrar en Facebook y Twitter horas después de que el asaltante fuera abatido y que a su vez son comentadas y compartidas por miles de usuarios.
Las redes sociales también son el foro donde los tailandeses se quejan de la cobertura sensacionalista de varias cadenas de televisión, la lentitud de las autoridades para neutralizar al asaltante y reclamar el endurecimiento de la ley de posesión de armas.
Tailandia es uno de los países del mundo con mayor número de armas, con más de diez millones entre legales e ilegales y una media de unas quince por cada cien personas, según la organización Gun Policy.
Sin embargo, los tiroteos o los asaltos con armas de fuego no son habituales, salvo en tres provincias del sur del país donde actúan grupos armados separatistas. EFE
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