Por Rafael P. Rodriguez
Oremos, hermanos, para que en esta semana especial, la Semana Santa, podamos reflexionar sobre un pasado non gratus como por ejemplo el de la firma del Concordato entre la Santa Madre Iglesia y la monstruosa tiranía del generalísimo y doctor Rafael Leónidas Trujillo y Molina, así como la de el sádico Mussolini, ambos católicos y grandes mecenas de la iglesia pero cuyos acuerdos, pasado el tiempo, se hace necesario abortar con carácter de urgencia y que no siga cubierto por el silencio, así como también la estrecha colaboración con el tirano, compadre sacramental del futuro cardenal Octavio Beras Rojas, y oremos porque la Iglesia se comprometa a fondo con los problemas sociales profundos, así como con los espirituales sin la pasión enfocada casi exclusivamente en las causales ya cansonas, oremos para no seguir siendo un grupo fáctico influyente de medidas autoritarias, dogmáticas, y para que el Estado funcione con las obligaciones que le manda la Constitución sin tráfico de influencias religiosas que no están atendiendo los graves problemas de la sociedad y si los grupales de la confesión oficial, para que la iglesia muestre una sola cara no las de Jano, para transparentar sus manejos y que, por fin, sus autoridades, desde el papado hasta el último sacerdote del campito, las elija el pueblo, no los conciliábulos internos de la jerarquía, actuando según conveniencias, para que no sea el olfato del poder el que guie la toma de decisiones sino la luz y la verdad, oremos.
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