Por EVELIN VALDEZ
Todo dominicano que se respete se ha montado en un concho (transporte publico), y de vez en cuando han sentido que va “apretao”, particularmente soy usuario del día a día del transporte público, por lo general prefiero ir delante, porque sentirse “apretao” de ambos lados es duro.
Los conchos montan seis personas, cuatro detrás y dos delante en los respectivos asientos, sin importar el grosor de su contextura física lleven con sigo bultos o no.
En el referido transporte nos topamos con todo tipo de gente.
El que lleva la ropa blanca, que no quiere que nadie se le pegue.
El que ocupa dos espacios, pero no paga dos asientos.
El que sufre de la columna, y no quiere ir incomodo.
Los que salen de trabajar de la fritura y llevan con sigo el mismo olor.
Los que llevan un saco de arroz en las piernas.
La madres que lleva dos niños de 1 y 6 años, y los quiere cargar en las piernas, para no pagar ese pasaje.
La doñita que le tiene miedo a que alguien tosa cerca (después del Covid 19).
La pareja que siente que están mas “enamorao” que nadie.
Todos son usuarios del día a día en nuestro país y eso que no les he contado del chófer, que no quiere que le azoten la puerta muy duro, porque debe el carro aún y otros que quieren ir con la música alta como que andan solo.
Lo bueno de ir “apreteao”.
Es que cualquier día que sientas que tú día no ha sido mal, en esos minutos que duran “apretao”, ya sea el chófer el compañero del lado que nunca en la vida lo has visto te saca una sonrisa, en tres esquinas te cuenta la vida completa y hacen una pausa y te dicen que pase buen día.
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